Una forma sencilla de hacerlo es usando bolsas al vacío. Es muy muy fácil: metes la ropa que quieras guardar en la bolsa, la cierras y, con la bomba que incluye o con un aspirador, sacas todo el aire del interior. Las prendas se compactan, por lo que se reduce considerablemente el espacio que ocupa la ropa en el interior de los armarios (dicen que hasta en un 80%, ¡80%!).
Este recurso te ayuda a cuidar los tejidos de las prendas protegiéndolos del polvo, los ácaros, la humedad y los malos olores y, además, las encontrarás intactas cuando quieras volver a usarlas.
Antes de comprar las bolsas, haz lo siguiente:
Revisa tu armario. ¿Qué necesitas guardar y donde? Aprovecha este momento para revisar lo que tienes y deshacerte de las prendas que ya no utilizas: si lo haces, ganarás un pequeño espacio para guardar cosas que sí necesitas. Piensa también en cuál es el mejor lugar para guardarlas: puedes dedicar el armario o vestidor a las prendas de vestir y mover la ropa de cama al canapé o los cajones bajo las camas en caso de tenerlos. Lo importante aquí es que hagas una radiografía del espacio disponible y del volúmen de prendas a guardar para no comprar de más ni de menos.
Clasifica las prendas por tipologías. Existen bolsas al vacío específicas para cada tipo de prenda, ya sean de vestir (abrigos, jerseys, bufandas, vestidos…) o para el hogar (edredones, mantas, toallas e, incluso, rellenos de cojines y almohadas).
Empieza por clasificar las prendas por tipologías y guardarlas todas juntas. Este paso previo te ayudará a saber qué modelos, qué tamaños y qué cantidad de bolsas te interesa comprar. Además, al hacerlo te harás una idea más clara del volúmen que ocupan y tardarás menos en encontrar las cosas cuando las necesites.
Presta atención a las medidas de las bolsas. Lo decíamos más arriba: en el mercado existen bolsas específicas para cada tipo de prenda. Por ejemplo, para abrigos y vestidos puedes optar por bolsas que cuenten con un orificio por el que introducir una percha y colgarlas en la barra del armario.
1. Asegúrate de que la ropa esté limpia y totalmente seca antes de doblarla y meterla en la bolsa, de lo contrario podrían generarse humedades y malos olores.
2. Dobla las prendas de manera que queden lo más planas posible. En el caso de los abrigos o los pantalones, también puedes colocarlos uno sobre el otro sin doblar.
3. Llena la bolsa con todas las prendas y ciérrala herméticamente.
4. Coloca la boquilla en el orificio previsto para el tubo del aspirador o la válvula y aspira todo el aire.
5. Cuando hayas acabado, retira la boquilla, coloca el tapón y ¡listos!
Por último: recuerda revisar el estado de la bolsa con cada cambio de armario. En caso de que haya suciedad, puedes usar un paño humedecido en agua (no es necesario que utilices ningún producto de limpieza). Asegúrate de que está totalmente seca antes de volver a utilizarla y ¡a disfrutar del bienestar que genera una casa bien ordenada!
