Por supuesto es importante tener en cuenta que, salvo excepciones por cuestiones meramente creativas, los cuadros deben estar situados a una altura aproximada de entre 1,50 y 1,70 cm del suelo o a la altura de la vista de una persona. Y un truquillo antes de ponerse a taladrar, si quieres crear una composición, preséntala antes en el suelo y haz tantos cambios como creas convenientes hasta encontrar el diseño perfecto. Después plasma tu idea en la pared.
Dicho esto. Hay mil y una formas de colgar tus cuadros, pero ahí van cinco ideas con los que puedes variar.
Una buena idea es agrupar los cuadros siguiendo una misma gama cromática. Por ejemplo, poniendo varios cuadros en los que predomine el azul o el crema. De esta forma, los cuadros darán la sensación de formar un todo.
Piensa que muchos cuadros de diferentes colores pueden generar una percepción visual con demasiados estímulos, con el resultado de ser un batiburrillo mental.
Eso sí, elige un color o varios que sean coherentes con la decoración de tu hogar. Incluso que gracias a ellos puedas cohesionar toda la decoración de la estancia en la que se encuentran.
Es una tendencia que cada vez cobra más admiradores. En lugar de colgar los cuadros en la pared, has de colocar un par de baldas de pocos centímetros de profundidad y con tope, que sirven solamente para apoyar tus cuadros. Al ser baldas tan estrechas no ocuparán mucho espacio y podrás colocar tantas baldas como quieras a lo largo de la pared.
Una de sus ventajas es que puedes cambiar la composición de tus cuadros siempre que quieras, sin necesidad de tener que tapar agujeros o desenganchar adhesivos. Tan solo cambiar la posición que ocupan los cuadros en las diferentes baldas. Así de fácil y sencillo.
Otra de sus ventajas es que acepta cuadros de diferentes tamaños y formas, lo cual no condiciona en absoluto su composición.
La forma de colocar los cuadros también marcará lo que quieras transmitir con ellos y el resultado de tu decoración. Puedes ponerlos aleatoriamente, lo cual no es muy aconsejable si no quieres llamar al caos. Puedes ponerlos de forma lineal. O puedes ser algo más creativo y, aunque tengas diferentes cuadros de diversos tamaños y formas, crear con ellos una forma geométrica imaginaria, en cuyo interior es posible que reine la disparidad. Es decir, que los bordes de esa forma geométrica, ya sea un cuadrado, un rectángulo o un círculo, sea perfecta, aunque en su interior encuentres cuadros muy diversos.
En ocasiones tienes varios cuadros de diferentes tamaños, que crees que pueden quedar geniales, a pesar de sus diferencias, pero no sabes cómo hacerlo. Una buena manera de colgarlos es siguiendo una línea horizontal sobre los muebles donde quieres colocarlos. Ya sea una cómoda o un sofá, por ejemplo. De esta forma, los cuadros quedarán perfectamente alineados con el mueble en su parte inferior, mientras que la disparidad de formas será patente en la parte superior de la composición.
También puedes hacerlo al revés y que la línea imaginaria horizontal se encuentre en la parte superior de los cuadros, dejando la falta de uniformidad en la parte baja del conjunto.
Agrupar las fotos familiares o las instantáneas de tus viajes es otra gran opción para decorar las paredes. Ya sean fotografías a color o, si quieres darle un toque más sofisticado, en blanco y negro. Eso sí, procura que los marcos de cada una de las instantáneas sean iguales o similares.
Imagina un pequeño collage con los recuerdos de toda tu familia, de los momentos más entrañables de tus hijos o de las reuniones familiares.
En el caso de las fotografías de viajes, ¿qué te parece una composición lineal o formando una cuadrícula con todas las fotografías del mismo tamaño? Con ello formarás una auténtica galería de arte de los maravillosos lugares en los que has estado.