Tu hogar es tu refugio, el lugar al que quieres regresar después de una larga jornada de trabajo, después de un largo viaje e incluso de unas buenas vacaciones. Es el lugar elegido para sentirte bien, ser tú mismo y relajarte. Pero ello solo es posible si ese espacio es lo suficientemente cómodo, cálido y confortable como para querer regresar siempre o no querer salir nunca de él.
Durante la pandemia, mucha gente se dio cuenta que su casa no era lo bastante cómoda como para pasar una larga temporada encerrada en ella. Podía tener una estética impecable, un diseño único y extraordinario, pero a fin de cuentas resultaba incómoda para el día a día. Un buen interiorista no lo hubiese permitido.
A la hora de decorar una estancia se debe de tener en cuenta varios factores. La estética es importante, pero prima antes su funcionalidad. Y entre esas funciones que debe cumplir un hogar está el de sentirse cómoda en ella. Un confort que debe ser visual, térmico y acústico.
Un confort visual es aquel que nos provoca bienestar y equilibrio de un solo vistazo. Es decir, una buena iluminación, una buena limpieza y mucho orden, por ejemplo. En el caso de la iluminación, si es de luz natural, muchísimo mejor. Así que procura potenciarla con cortinas translúcidas, espejos que la reflejen y sin objetos ni muebles enormes que entorpezcan su fluidez.
La limpieza es fundamental. Una casa limpia resulta mucho más confortable que una que no lo está. Puede resultar algo obvio, pero no siempre es así. De poco te servirá tener un diseño de interiores estupendo si luego el suelo está sucio, la cocina grasienta y hay polvo en cada rincón.
Y el orden. Algo imprescindible para una buena organización del espacio y para el buen fluir del día a día. Un buen interiorista optará por armarios, estanterías y muebles que ayuden a guardar tus pertenencias sin tenerlas desparramadas por la casa. Todo ordenado y en su sitio aporta un confort difícil de conseguir si uno no encuentra nada de lo que busca.
También es muy importante el confort térmico. Sentirnos a gusto en casa significa que debemos tener una óptima temperatura. No congelarnos en invierno, ni morirnos de calor en verano. La temperatura interior de un hogar debería oscilar entre los 18 y 25 grados en invierno y entre 20 y 27 grados en verano. Utiliza la calefacción que mejor se adapte a tu hogar y a tu economía, aísla ventanas y puertas, y recurre a textiles como mantas en el sofá o una buena nórdica para no pasar frío en invierno.
Igual de importante es el confort acústico. En casa necesitas un espacio en el que puedas conversar, descansar y relajarte sin tener que escuchar la música o los chillidos del vecino. Un buen aislamiento e insonorización son fundamentales para evitar posibles problemas que pueden empeorar tu salud.
A estos tipos de confort habría que sumar el olfativo. Una casa con un olor agradable, que no huela a cerrada, es fundamental para dar sensación de comodidad. A todos nos gusta una buena fragancia que podemos conseguir gracias al incienso, a los difusores, a los ambientadores o a las velas aromáticas. Encontrar el adecuado para cada rincón del hogar no será nada difícil, ya que en el mercado hay infinidad de ofertas donde elegir.
Por supuesto, luego está que los muebles sean cómodos para ti. No solo se trata de tener un sofá mullidito o una cama con un colchón comodísimo, sino también de elementos que sean prácticos para ti. De nada sirve tener una mesa estupenda de diseño si solo pueden sentarse cuatro personas a la mesa y en casa ya sois seis. O una impresionante bañera antigua con cuatro patas si solo la usas para bañar al perro.
Una casa debe ser cómoda y agradable. Los interioristas deben basar su decoración y distribución del espacio en ello. Debe ser estéticamente bonita, pero sobre todo funcional. Una funcionalidad y practicidad que vendrá dada por el inquilino que la habita. Lo que puede ser funcional y agradable para mí no tiene por qué serlo para ti. El confort debe adaptarse a cada persona y a sus circunstancias. Una premisa muy importante a tener en cuenta por todo buen interiorista.