Así pues, la decoración basada en el Feng Shui implica organizar el espacio de tu casa para lograr el equilibrio y la fluideza de energía. Justamente se trata de aprovechar el chi (energía vital) para equilibrar las distintas fuerzas elementales que entran en juego en una casa y establecer una armonía entre ellas y las personas. Pero, ¿cómo se pasan a la realidad unos conceptos tan abstractos? En este artículo, verás unos cuantos factores que debes tener en cuenta si quieres aplicar el Feng Shui a la decoración de tu casa.
Cada habitación tiene una función: en el dormitorio se duerme, en el estudio se trabaja, en el salón nos relajamos… Es precisamente la función de cada habitación lo que determina el foco que debe tener, es decir, los elementos que deben tener más importancia. Así, en el dormitorio lo más importante es la cama y en el estudio, la mesa de trabajo. El Feng Shui dice que este elemento principal debe ubicarse en un lugar de la estancia alejado de la entrada pero no alineado con ella, es decir, que debe estar en un sitio que no sea de paso y tener el protagonismo del habitáculo.
Por otro lado, estos elementos fundamentales deben contar con un fuerte apoyo en su parte posterior, como una pared. Así, en un dormitorio, la cabecera de la cama se apoya contra una pared. En un estudio, en cambio, el que necesita un apoyo detrás es tu espalda, así que la mesa deberá estar lejos de la pared, de modo que cuando te sientes tengas la pared detrás.
En el Feng Shui, las plantas encarnan la energía vital, así que es muy importante tenerlas en cuenta en la decoración. También los cinco elementos de la naturaleza (tierra, madera, fuego, agua y metal) procuran cinco fuerzas o energías distintas que deben estar en equilibrio o conscientemente distribuidas con tal de conseguir los efectos deseados. Por ejemplo, el metal se traduce mentalmente a claridad y precisión, el agua aporta sabiduría, el fuego propulsa la creatividad y nos da motivación, la tierra inspira estabilidad y la madera, igual que las plantas, trae energía vital.
Con esto en mente, puedes intentar buscar el equilibrio entre todos los elementos o darle más importancia a uno de ellos, si crees que eso te va a ayudar internamente. Incorpóralos en muebles y objetos que estén hechos de estos materiales y no olvides tener siempre unas velas (o chimenea) y algún elemento con agua (una pequeña fuente).
Según el Feng Shui, la energía entra en las casas a través de la puerta principal, así que el recibidor de casa es vital para establecer el tono de la energía que tendrá el resto de la casa. Así, para asegurarse una energía limpia y en movimiento, la entrada de la casa debe ser muy minimalista y estar siempre ordenada. También tienen que estar vacíos los pasillos, puertas y zonas de paso. En estos espacios, además, es recomendable agregar elementos que frenen un poco la energía para conseguir que su flujo no se detenga pero que tampoco sea muy enérgico. Para ello, coloca una alfombra pequeña en la entrada o algún cuadro en los pasillos.
Con la misma finalidad, es importante eliminar obstáculos que pueda encontrar el chi al recorrer nuestra casa. Para asegurar el flujo de energía, hay que impulsar su movimiento y eso se consigue mediante líneas limpias en los muebles y el minimalismo como norma. Los pasillos deben estar ordenados y libres de muebles que obstruyan el flujo.
Por último, no olvides que la luz natural es otro elemento clave en el Feng Shui. Hay que respetar su dirección, diseñando el interior alrededor de las ventanas para conseguir aprovechar la luz y crear equilibrio. Pon atención en no bloquear la entrada de luz con muebles u otros elementos.