Y es que, las cortinas, además de regular la intensidad de luz, te permiten amortiguar el ruido que entra en casa, regular la temperatura o conseguir más privacidad. Para elegirlas, hay tres aspectos que tienes que tener muy en cuenta:
La orientación de la estancia. La orientación de tu casa condiciona el tipo de luz natural que entra por las ventanas y las horas del día en qué lo hace: fíjate en este detalle para elegir tejidos que te permitan regularla. Por ejemplo, si tu casa está orientada al norte y no entra mucha luz, opta por tejidos muy ligeros y vaporosos como la organza. Si, por el contrario, el piso está orientado hacia el sur y entra mucha luz durante la mayor parte del día, puedes recurrir a dobles cortinas para modelarla en función de la actividad que realices por la mañana, a mediodía o durante las primeras horas de la tarde.
El tipo y medida de la ventana o balcón. Abatible, oscilobatiente, corredera, abuhardillada, tragaluz… Para que sea cómoda, la cortina tiene que adaptarse al tipo de apertura de la ventana o balcón. Para una ventana oscilobatiente, por ejemplo, lo idóneo es instalar un estor en la propia hoja de la ventana. En cambio, para un balcón con puertas que abren hacia el interior te resultará mucho más cómodo colgar dos cortinas en los extremos y dejar libre la zona central.
El estilo decorativo de tu casa. ¿Qué estilo has elegido para decorar tu casa? Generalmente, las cortinas son uno de los elementos deco que dejamos para el final. Puedes hacer de las ventanas un elemento focal destacándolas por medio de los textiles, pero hazlo siempre manteniendo el mismo estilo del resto de la estancia para no perder la armonía del espacio. Si tienes dudas o si vas a hacer cambios en breve, ¡el blanco liso nunca falla!
Ahora sí: ¿qué función van a realizar las cortinas en la estancia en qué van a ir colgadas? Ahí van 3 (+1) ejemplos para que te inspires y pienses en qué necesitas tú. ¡Ahí van!
Para ganar amplitud visual, necesitamos dos cosas: desbloquear las entradas de luz y conseguir que las ventanas parezcan más grandes. Para conseguirlo, coloca unos visillos confeccionados con una tela ligera que permita pasar la luz: la gasa de algodón, el lino o el poliéster son opciones magníficas. Si tienes varias ventanas en la misma estancia, utiliza el mismo tejido para todas: de esta forma no crearás contrastes entre una y otra y el espacio se verá más armónico.
A la hora de escoger el diseño, ten en cuenta que las telas lisas y de colores claros amplían visualmente el espacio y multiplican la cantidad de luz. Si, además, recurres a un color lo más similar posible al de las paredes, conseguirás diluir el límite arquitectónico entre la pared y el marco de la ventana, por lo que el espacio parecerá más ancho.
Por último, cuelga la barra cuanto más alta, mejor. Al hacerlo así, estiras visualmente la altura de los techos, haciendo que parezcan más altos y, en consecuencia, aumentando la sensación de amplitud en la estancia. Si los techos son muy bajos, puedes valorar la opción de colgar la barra del techo.
Si trabajas de noche y necesitas crear un ambiente adecuado para un sueño reparador durante las horas de sol, puedes utilizar estores o cortinas totalmente opacos. A las cortinas confeccionadas para este propósito se las conoce como blackout: colócalas lo más cerca posible de la ventana para conseguir una oscuridad total en la estancia. Hazlo así, especialmente, si no tienes persianas.
¡Recurre a un estor! Hazlo, especialmente, si has colocado la mesa de trabajo frente a una entrada de luz natural. Los estores son la forma más cómoda de cubrir las ventanas bajo las cuales hay una mesa, un radiador o si utilizas el alféizar como punto de apoyo.
Para espacios con un estilo minimalista, un estor enrollable es ideal. Si quieres darle un aire más acogedor al despacho, puedes optar por un estor con varillas o tipo paqueto: este último, al no tener varillas, tiene una caída más ligera y natural.
En algunas ocasiones, la propia ventana es la protagonista de la estancia. Cuando sea así, ¡no la tapes! Puede ser porque se trate de una vivienda antigua que conserve las ventanas originales, porque el balcón de acceso a una tribuna o porque las vistas desde la ventana sean privilegiadas (el mar, la montaña, o una panorámica de la ciudad), pero si no estás demasiado cerca de los vecinos de enfrente y cuentas con la suficiente privacidad, no lo dudes y lúcelas: estos elementos arquitectónicos dotan de personalidad los espacios y vale mucho la pena recurrir a ellos.
