Es uno de los que más consume. No por su potencia, sino porque debe estar enchufado las 24 horas del día, los 365 días del año, si no queremos que nuestra comida se estropee. Es un gasto que estará sí o sí en tu factura. No puedes remediarlo. Sin embargo, puedes hacer que gaste un poquito menos si sigues algunos consejos. Como por ejemplo, intentar abrir la puerta lo menos posible. No guardar comida caliente en su interior (siempre es mejor dejarla enfriar antes, para que el frigorífico no trabaje tanto). Y evita que el aparato esté junto a una fuente de calor, ya sea calefacción o que le dé mucho el sol.
Es otro de los imprescindibles de casa y también uno de los electrodomésticos que más consume. A nadie le gusta tener que lavar a mano, pero puedes ahorrar un poquito si lavas con agua fría, si siempre llenas la lavadora y si utilizas el programa adecuado. El momento del centrifugado es el de más consumo. Así que baja su potencia y, para prendas delicadas, evítalo.
Consume cuatro veces más que una lavadora o un frigorífico, pero su uso cada vez está más extendido. Por suerte, en este país el sol es un gran aliado y los tendederos exteriores una buena alternativa si quieres reducir gastos.
Es fundamental para evitar las peleas en casa sobre quién friega los platos. La mejor forma de evitarlo es comprando un lavavajillas que haga el trabajo por vosotros. Es uno de los electrodomésticos más eficientes, siempre que se use adecuadamente. Llenándolo del todo y utilizando programas Eco, que consumen menos agua.
Depende mucho del tipo de televisor que tengas. Un modelo LED gasta hasta un 25% menos que las pantallas LCD y hasta un 40% menos que una de plasma. Sin embargo, los españoles nos pasamos una media de cuatro horas frente a la televisión, con el consiguiente consumo de energía. Además, también se debe tener en cuenta que, contrariamente a lo que se piensa, cuando dejas el televisor en modo stand by, éste sigue consumiendo energía. Siempre es mejor dejarlo apagado del todo, ya que si no, ocurre lo mismo que con el frigorífico, sigue consumiendo constantemente.
Si te gusta cocinar, un horno nunca debe faltar en tu cocina. Los alimentos quedan mucho mejor cocinados en un horno que en un microondas. Sin embargo, este último es muchísimo más práctico a la hora de calentar, ya que invierte mucho menos tiempo. El consumo de ambos es muy similar. Solo debes tener en cuenta cuál se ajusta mejor a la utilidad que requieras en cada momento.
En el caso del horno es buena idea apagarlo un poquito antes de que termine la cocción de los alimentos, aprovechando el calor residual que él mismo ha generado. Utilizar moldes oscuros que aguantan más el calor y no abrir la puerta mientras se esté cocinando. Es una forma de ahorrar alguna cosilla.
Es otro de los grandes consumidores del mundo electrodoméstico. Gasta el doble que una lavadora y que un frigorífico. Por ello es preferible decantarse por otras formas de cocción, como las placas de inducción o los fogones de gas.
Aunque pequeños, no por ellos son más ahorrativos. Entre los que más consumen se encuentra la plancha o el secador. Ambos habituales de nuestro hogar. Quizás lo de planchar no es lo tuyo, pero es algo necesario si no quieres ir siempre arrugado. Así que ármate de valor, mentalízate y aprovecha las horas valle para realizar una larga jornada de plancha y dejar tus prendas sin una sola arruga.
Igual que el secador. Ahora que se acerca el verano es una buena opción dejar secar el pelo al aire. Te quedará mucho más natural y ahorras en la factura de la luz.