Es un estampado que debes usar con moderación. En alguna pared determinada, en algún textil, en algún mueble. Pero no lo llenes todo de flores, por mucho que te gusten y te transmiten alegría. Eso saturará la habitación y resultará demasiado abrumadora.
Lo ideal es utilizar el estampado floral en elementos determinados, combinando los colores de ese estampado con otros objetos decorativos de la sala, para dar cohesión a la decoración. Es decir, si en el estampado floral destaca el azul, utiliza ese mismo color para incorporarlo en otros elementos decorativos. De esta forma, conseguirás que el estampado combine a la perfección con el resto de la estancia. Otra buena opción es utilizar una decoración monocromática para el resto del diseño, y que las flores sean las protagonistas.
Los estampados de grandes flores son mucho más atrevidos y resultan mucho más modernos. Pero, ten en cuenta que, para que luzcan en todo su esplendor, debes incorporarlo en superficies grandes. Si la estancia es muy pequeña, unas flores muy grandes, son la peor opción, ya que no quedan agradables a la vista. En cambio, como punto focal de un gran salón o comedor, en una de las cuatro paredes, puede resultar de lo más elegante y sofisticado.
Por el contrario, un estampado con flores más pequeñas hará que tu decoración se decante por un estilo mucho más vintage.
No importa su color. Los colores más llamativos darán alegría a cualquier habitación, mientras que los tonos pasteles le darán un aire más romántico. También puedes optar por un estampado floral en blanco y negro. Resultará tan elegante que tus visitas se enamorarán de tu casa al primer vistazo.
Es un estampado muy versátil que puedes colocarlo en cualquier habitación de la casa. Tanto en la habitación de los niños, en tonos más suaves, como en tu dormitorio, para darle un toque relajado, o en el recibidor, para dar la bienvenida con alegría a todas tus visitas.
Acepta todo tipo de superficies. Como papel pintado, en los textiles del dormitorio, en la tapicería de sofás, sillones y sillas, en alfombras o en elementos decorativos más puntuales.
Si no lo tienes muy claro y no te ves capaz de crear una decoración armoniosa con el estampado floral, es mejor que optes por usarlo en elementos que sean fácilmente reemplazables. De esta forma, si te cansas rápidamente de él o no acaba de quedar bien con el resto del diseño, puedes sustituirlo por un estampado más suave con facilidad. Úsalo en los cojines del sofá, en los de la cama, en la colcha de tu hijo o un cuadro de la pared.
Si por el contrario, te atreves, apuesta por un bonito sofá estampado de flores y combínalo con rayas de los mismos colores. Empapela el fondo de la alacena con papel pintado de flores y decórala con la vajilla de tu abuela. Y, ¿qué me dices de una alfombra de grandes flores y colores vivos para ese salón en el que predomina el color blanco en muebles y paredes? Puede ser un punto focal muy interesante.
Aunque siempre te será más fácil combinarlo con colores lisos, puedes mezclarlo con otros estampados de rayas, cuadros o topos. Eso sí, debes tener cuidado y elegir adecuadamente los que mejor combinen entre sí. Por sus tonalidades similares o por la coincidencia de un color puntual. Si te equivocas, el resultado puede ser un cuadro, desaprovechando tu creatividad y destrozando la tendencia tan en boga del estampado floral.
¿Te atreves? Solo es cuestión de probar, de equivocarse y rectificar. Si lo consigues, el resultado suele ser espectacular, llenando tu estancia de primavera y de la tan necesitada alegría.