El método de las 5S’s nace en el Japón de los años 60 como un sistema para organizar los espacios de trabajo. En su base está el convencimiento de que, un espacio depurado, ordenado y limpio favorece la concentración, eleva nuestra productividad y aumenta la sensación de bienestar en el trabajo.
Si trasladamos esta idea al ámbito doméstico, podemos afirmar que una casa limpia, ordenada y libre de lo innecesario es también una casa más sana que te ayuda a mantenerte enfocada en la actividad que estés realizando: teletrabajar, pero también cocinar, leer, meditar o jugar con los peques. Sin distracciones. Centrada en el momento presente.
Una casa ordenada y limpia tiene el enorme poder de hacernos más felices. ¿Cómo? Liberándonos del malestar que nos produce el llamado “ruido visual'' y que está compuesto por todo aquello que nos resulta desagradable a la vista y que sobrecarga el ambiente: libros caídos en la estantería, la colada por doblar o los platos amontonados en el fregadero.
Cuando inviertes algo de tu tiempo en mantener el orden y la limpieza a raya, te sientes más a gusto en tu propia casa. Siendo así, las tareas domésticas se convierten en un ritual de autocuidado que incide positivamente en tu estado emocional. Sistematízalas siguiendo un método sencillo y eficaz que te facilite el proceso: comprométete con él y… ¡cuídate más!
Cada palabra del método te indica uno de los cinco pasos a seguir para hacer de tu casa un lugar en el que vivir mejor. ¿Las traducimos?
Liberar espacio: este es el objetivo del primer paso del método. La propuesta es reflexionar sobre el uso que le das a cada una de las cosas que guardas en casa, evaluándolas de manera individual para asegurarte de que aportan valor -funcional, estético o emocional- a tu forma de estar en casa. Deshazte de todo aquello que no cumpla con esta premisa (véndelo, regálalo o deséchalo si no está en buenas condiciones). Recuerda que hacerlo también te ayudará a limpiar y mantener el orden: un espacio lleno de objetos es más difícil de mantener, lo cual te restará parte del tiempo y la energía que necesitas para dedicar a las cosas que realmente te interesan y proporcionan cosas positivas a tu vida.
Consiste en otorgar un lugar fijo a todas las cosas que has decidido que van a quedarse en casa y crear el hábito de dejarlas siempre en su sitio cuando ya no las utilices para que no pierdas el tiempo buscándolas cuando las necesites. Lo importante de este segundo paso es que el orden que establezcas sea fácil de sostener en el tiempo. Para que sea así, coloca las cosas que usas más frecuentemente a la vista o en los cajones, baldas y armarios de más fácil acceso.
El objetivo de esta tercera etapa no es únicamente que la casa esté limpia y libre de alérgenos, sino que seas capaz de identificar los focos de mayor suciedad y ponerlos bajo control. Fíjate, por ejemplo, en las zonas en las que tiende a acumularse más polvo (sobre los libros, por ejemplo), en las alfombras y muebles tapizados (sofás, butacas, sillas) y en las zonas de difícil acceso, como los sobres de los armarios o las baldas superiores de las librerías altas.
Si no lo has hecho ya en el paso 2, es el momento de guardar aquellos objetos que no uses demasiado para que no se acumule la suciedad sobre ellos.
Con la casa limpia y ordenada, ahora lo importante es que seamos capaces de mantenerla así. Para ello, lo más efectivo es incorporar unos hábitos de limpieza diaria que eviten que tengas que volver a empezar de cero cada cierto tiempo.
Crea unas rutinas para la mañana (como ventilar durante unos minutos o hacer la cama antes de salir) y la noche (recoger el baño y poner los platos de la cena, por ejemplo) y acostúmbrate a limpiar en el momento cualquier cosa que se ensucie. De esta forma y sin darte cuenta, mantendrás el orden y la limpieza a raya.
Constancia y disciplina: ¡estas son las claves del éxito! La meta final es que incorpores el método a tu vida de manera natural y que las tareas domésticas dejen de ser un esfuerzo y una fuente de desgaste emocional. Aplica el método de manera sistematizada y los resultados no tardarán en llegar, ¡prometido! Comprométete contigo misma. El premio es disfrutar de una casa más bonita, saludable y feliz.
