Decorar con color: desvelamos la Teoría del Color en el diseño de interiores

¡Nos ponemos técnicas! Saca la famosa rueda cromática y toma nota de lo que viene a continuación. Seguro que has oído hablar mil veces del concepto “paleta de color”. En el mundo del diseño de interiores, el término se refiere a qué colores escogemos para decorar una estancia y cómo los combinamos para conseguir una atmósfera concreta. Por ese motivo es muy importante que antes de echar mano a la brocha, te pares un momentito y pienses, estancia por estancia, que ambiente buscas recrear.
Publicado por Margarida Muñoz · 6 de julio de 2023
Decorar con color: desvelamos la Teoría del Color en el diseño de interiores

La percepción que tenemos del color varía en función de múltiples factores (la iluminación, la reflexión sobre las superficies, la saturación…) y en cada persona un mismo color puede generar sensaciones distintas, por eso decimos que no hay reglas escritas.  Sin embargo, los teóricos han establecido cinco esquemas con los que acercarte al complejo (y apasionante) mundo del color aplicado al diseño sin miedo a equivocarte a la hora de hacer combinaciones.  Así es que, si es la primera vez que te enfrentas a este reto y necesitas sentirte segura, te explicamos en qué consisten para que puedas utilizarlos como punto de partida.

1. Paleta monocromática

Es aquella que utiliza distintas variantes de un mismo color, es decir, en diversos grados de saturación y brillo. Aunque de entrada pienses que un espacio monocomático resultará aburrido, al aplicar los diferentes tonos de un mismo color a varias texturas -de las paredes, del mobiliario, de los textiles, de los objetos deco…- conseguimos construir espacios muy dinámicos y atmósferas muy diversas.  Así, si buscas crear un ambiente sereno que invite al relax, prioriza las tonalidades claras.  Si, por el contrario, buscas un espacio que desprenda energía, potencia los tonos más intensos 

¡Por cierto! De entre los esquemas creados a partir del uso de distintas variantes de un único color, el total white es el rey indiscutible: con él se consiguen ambientes totalmente libres de ruido visual que desprenden armonía y serenidad.


2. Paleta de colores análogos

Consiste en emplear dos o tres colores que están uno a continuación del otro en el círculo cromático. Para aplicar este esquema, empieza escogiendo un color que haga las veces de color dominante y luego, simplemente, fíjate en cuáles le siguen. Por ejemplo, puedes introducir un sofá tapizado en azul, apoyarlo sobre una pared pintada en violeta o lavanda y colocar sobre él varios cojines en los que domine el púrpura a modo de color de acento.  

Este esquema es muy interesante porque, debido a su proximidad en la rueda cromática, la transición entre un color y otro es muy suave.  Esto te permite crear ambientes coloridos pero armónicos, equilibrados y relajantes.

3. Paleta de colores complementarios

Dicen que los polos opuestos se atraen, ¿no?  Los esquemas de colores complementarios te permiten crear parejas que, aunque parezca que no van a entenderse, ¡al final siempre funcionan! La fórmula es muy sencilla: consiste en escoger un color principal y combinarlo con aquel que esté en el lado opuesto del círculo. De ahí surgen combinaciones tan atrevidas como la del verde con el rojo, el azul con el naranja o el amarillo con el morado.

Presta atención a la saturación del color: si combinas tonalidades muy intensas el resultado será un ambiente muy atrevido, divertido, vibrante, enérgico. Si, por contra, te decantas por tonalidades más claras, te asegurarás de mantener una atmósfera serena en la estancia. Siguiendo con el ejemplo anterior, puedes optar por un sofá en un tono neutro (como el beis o el greige) apoyado sobre una pared en verde oliva e introducir unos cojines con motivos deco en color rojo.


4. Esquema triádico de color

¡Esta paleta solo es apta para las más atrevidas!  Consiste en combinar tres colores que estén separados entre sí por intervalos iguales en el círculo cromático. Llevado a la práctica, consiste en escoger un color, saltar cuatro para escoger el segundo y cuatro más para llegar a un tercero. El ejemplo más claro es la suma de rojo + amarillo + azul.  Parece un juego y ¡realmente lo es! 

Siguiendo este esquema, nuestro saloncito quedaría de la siguiente manera: tapizaríamos el sofá en color lavanda en un tono empolvado, lo apoyaríamos sobre una pared en verde botella y decoraríamos con cojines en color naranja.  

¡Por cierto! Rebajando los tonos de los colores que vayamos a introducir, conseguimos minimizar el efecto dramático que generan los interiores decorados siguiendo este esquema.

5. Esquema de color cuadrado

Para formar un cuadrado de color necesitamos cuatro colores y, para escogerlos de forma armónica y equilibrada, hay que recurrir a los complementarios de los que hemos hablado más arriba.  Este esquema, un poco más complejo que el resto, consiste en construir un espacio a partir de dos de tus colores preferidos y sumarles sus complementarios.  

Para mantener el equilibrio, lo fundamental es que prestes atención a la proporción.  Asegúrate de utilizar los dos colores principales como base y sus dos complementarios como color de acento.

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