Como premisa general, sí es recomendable ubicar la zona de comedor al lado de la cocina y situar el salón en el área más cercana a la entrada de luz natural. Suele hacerse así porque, de esta forma, no solo mantienes alejado el salón de posibles humos y olores, sino que también resulta más cómodo a la hora de servir la mesa tener la cocina cerca. Además, la mesa de comedor se convierte, de esta forma, en un elemento de transición entre un espacio funcional como la cocina y el área dedicada al descanso o al ocio.
Aún así, no te preocupes: se trata, únicamente, de un principio general y cada caso requiere una solución específica. Lo importante es que tengas en cuenta como es tu día a día y lo que necesitas en casa. Por tanto, si haces mucha vida en salón y requieres de un buen número de asientos, no dudes en aprovechar la zona más espaciosa para ubicar la zona de estar y reservar el área más reducida para el comedor.
Lo que sí debes hacer es separar visualmente los tres espacios: el pilar te ayuda a establecer una división entre el salón y el comedor. Ahora, busca algún elemento con el que conseguir el mismo efecto entre la cocina y el salón. Dependiendo de la forma que tenga el espacio, puedes plantearte mover el sofá y utilizar la trasera como elemento separador o, simplemente, introducir una gran alfombra que delimite toda la zona de asientos.
Un último consejo: procura liberar las zonas de paso entre la cocina y el comedor. De esta forma, aunque esté más alejado de lo habitual, te resultará cómodo el tránsito entre la mesa y la cocina a la hora de servir la mesa y la estancia en global se verá más despejada.
Primero de todo, las buenas noticias: ¡tenéis un lienzo en blanco en el que podéis hacer casi cualquier cosa que se os ocurra y quedará bien! La cocina es preciosa y lo único que necesita es un pelín de calidez y que, al entrar, genere esa sensación tan agradable de “casa vivida”. Para conseguirlo, la forma más sencilla es recurrir al uso de diferentes texturas. Podéis empezar estableciendo estos tres focos de atención: el ventanal, la luminaria del techo y el paño de pared que queda libre al lado de las columnas frigo-congelador.
Ahí va algún ejemplo concreto:
Introducid un estor en la ventana. Colocad un estor paqueto confeccionado en lino en algún color que os guste o rayas finas. Este tipo de estor es ideal para ambientes minimalistas en donde todo el diseño se ha creado a partir de líneas muy depuradas. Al no tener varillas, un estor paqueto aporta volumen y dinamismo a la zona del ventanal. En un segundo momento, podéis hacer lo mismo con la puerta de aluminio para restar frialdad al material.
Colgad del techo una lámpara llamativa. Y que, preferiblemente, tenga una pantalla que también aporte textura. Para este tipo de cocina sería ideal una pantalla en fibras naturales (ratán, mimbre, cuerda…): además de que en el mercado las encontraréis de mil formas distintas, son muy muy bonitas, decorativas y, no solo os ayudarán a romper la monotonía del blanco, sino que también aportará calidez a las superficies lisas de encimeras y frentes de armario.
Cread en la pared libre un mini-huerto de plantas aromáticas. ¡Esa pared pide verde a gritos! Podéis crear un huerto de aromáticas en vertical muy fácilmente colgándolas en macetas individuales de un riel o una rejilla metálica o, simplemente, colocando un par de estantes de exposición (los que van cerrados por delante para que no se caigan las cosas). Las aromáticas no sólo aportan color y frescura a la cocina, sino que su olor es muy agradable, son bonitas, decorativas y… ¡comestibles!
Fíjate en esta propuesta: reserva la zona más amplia, junto al balcón, para la zona de dormitorio. Puedes utilizar el pilar de la pared contigua al ventanal como referencia para establecer el límite entre el área de descanso y el resto de zonas del dormitorio. Retira la cama hacia el interior de la estancia para facilitar el acceso al exterior. Frente a ella, puedes aprovechar la pared para crear una zona de tocador e introducir una butaca con doble función: puedes usarla como descalzadora o como sillón de lectura.
Frente a la ventana, crea una zona de estudio o trabajo. Bastará con colocar el escritorio y la silla bajo la ventana y, a un lado, una estantería de altura media para tener espacio de almacenaje sin recargar el espacio. Añade un puf para ir haciendo pequeños descansos mientras trabajas y ¡listos!