Es el más económico y versátil, pero aunque su aspecto es el de madera auténtica, en realidad está formado por varias capas de diferentes materiales, rematadas por una capa superior terminada en relieve que imita la madera.
Es uno de los más usados porque es más económico y resistente, siempre que elijas el adecuado. Estos tipos de suelo tienen una calificación internacional sobre su durabilidad en función de su AC (criterios de abrasión), que van de AC1 al AC6, siendo el AC6 el que se usa en comercios, por su gran resistencia. En un hogar se recomienda no bajar del AC3.
Son un tipo de suelo que se instala con relativa facilidad, gracias a que las tablas incorporan un sistema de click que permite unir las piezas de forma sencilla y rápida. Si eres un poco mañoso puedes hacerlo tú mismo. Además, su mantenimiento también es sencillo, ya que puede fregarse con agua de forma frecuente.
Es muy parecido al laminado, formado por diferentes capas de diferentes materiales. Aunque su diferencia radica, en que la última capa no es un vinilo decorativo como el anterior, sino que es auténtica madera.
Al tratarse de madera deberás aplicarle un tratamiento de aceite o barniz. La diferencia entre ambos es que el aceite satura los poros de la madera y la protege desde el interior, mientras que el barniz cierra los poros de la madera. Mientras que el aceite es una opción más sostenible y permiten una fácil reparación si se daña, los tratados con barniz son más resistentes y necesitan menos mantenimiento, pero si se rayan, necesitarás la ayuda de un profesional.
Este tipo de suelo necesita más mantenimiento que el laminado. Si el acabado es aceitado, cada dos años deberás limpiar y aceitar la madera para que quede como nueva. Si usas barniz, aguantará un poco más, pero cuando toque, deberás lijar la madera y aplicar una nueva capa de barniz. De ahí que sea importante el grosso de la capa de madera superior. A mayor grosor, más durabilidad, ya que cada vez que se lije perderá milímetros de espesor.
Son suelos formados por tablas de madera, con todo el espesor de la madera noble. Su aspecto es muy natural y transmiten una calidez difícil de conseguir con otros tipos de suelo. Es una inversión más cara, pero también más duradera.
Al tratarse de tablas de madera de mayor grosor, durará mucho más tiempo, ya que aguantarán tantos lijados y acuchillados como sean necesarios para mantenerlo impoluto durante mucho más tiempo. Al igual que en el caso anterior, deberás aplicarle un tratamiento de aceite o barniz.
Es un tipo de suelo proveniente de trozos de madera reciclados, que está formado por tablillas de madera maciza colocadas de canto y pegadas unas a otras por su cara, como si fueran losetas.
Es un suelo de mayor espesor. Algo a tener en cuenta si pensamos en hacer reformas. Pero ese espesor es el que permite que también puedas hacer más lijados o acuchillados para mantenerlo igual que el primer día.
Su gran ventaja es que es una madera que se contrae y se dilata muchos menos que otras maderas, por lo que le otorga al suelo mucha más estabilidad. Además, es una de las opciones más ecológicas y es antialérgico.
No son suelos de madera, pero a pesar de ser sintéticos, su aspecto imita a la madera y son perfectos para colocar en baños y cocinas, ya que son altamente resistentes al agua.