Su presencia puede provocar asma bronquial, rinitis alérgica, conjuntivitis, dermatitis y otras enfermedades alérgicas. Pero, aunque no padezcan ningún síntoma, a nadie le gusta convivir con estos animales microscópicos que se alimentan del polvo y de los minúsculos trozos de piel y pelos que las personas y los animales perdemos todos los días.
No los podrás erradicar del todo. Sin embargo, sí que puedes disminuir la cantidad de población que habita en tu casa. Te contamos algunos trucos.
Les gusta alimentarse de piel muerta, así que uno de los mejores lugares donde encontrarla es entre la ropa de cama. Procura cambiar las sábanas al menos una vez a la semana, para evitar su proliferación.
Aunque los ácaros prefieren las temperaturas altas del ambiente para subsistir, si lavas tu ropa a una temperatura de 60º los podrás eliminar de estas prendas. Otra buena opción es utilizar la secadora.
Donde hay polvo, hay ácaros. Así que procura limpiar regularmente para evitarlos. Es mejor pasar el aspirador que barrer, ya que al pasar la escoba se levanta el polvo y queda suspendido en el aire hasta que vuelve a posarse en el suelo. Lo mismo ocurre con el plumero. No es aconsejable, ya que esparce el polvo a otras zonas. Es mejor utilizar un paño húmedo para eliminar el polvo de los muebles y con ello, los ácaros. Un truquillo. Si añades al paño húmedo aceite esencial de lavanda o toronjil, además de desinfectar y perfumar la habitación, los ácaros desaparecerán. No les gustan los aceites esenciales.
Es buena idea, limpiar con vapor. Eliminarás más ácaros que con una limpieza en seco.
Antes de ponerte la ropa de la nueva emporada es buena idea que la vuelvas a lavar. El haber estado guardada durante unos meses, aunque estuviera dentro del armario, seguro que ha permitido a estos bichitos microscópicos anidar allí. Sobre todo, es muy aconsejable hacerlo si tienes algún tipo de alergia.
Una buena opción es guardar la ropa en fundas, para evitar que los ácaros campen a sus anchas en la ropa que no utilizas.
Las alfombras son otros de los lugares en los que es fácil encontrar más ácaros. Al estar a ras de suelo y contener fibras, en ellas es fácil que se acumule más polvo y, por tanto, más ácaros.
Esta temporada están muy de moda, así que, si no puedes pasar de tener alfombras por doquier, ten a mano el aspirador y pásaselo siempre que puedas.
Son otro de los focos de polvo de una casa y, al ser mayoritariamente de tela, un exquisito lugar donde los ácaros quieren estar. Aunque tu hijo no los suelte, es importante que los limpies con frecuencia. Si puede ser a alta temperatura, como hemos comentado con las sábanas, muchísimo mejor.
Debería ser una norma habitual de tu casa, ventilarla cada día, entre cinco y quince minutos. De esta forma renuevas el aire y evitas que los ácaros se acumulen. Además, como les gusta la humedad, el abrir las ventanas (a no ser que estés cerca del mar), ayudan a reducirla y que no haya tantos ácaros en tu casa. Otra forma de evitarlos es utilizar un humidificador, para reducir esa humedad excedente de tu hogar que tanto gusta a estos bichos.
No te pedimos que dejes tu casa desolada, sin muebles ni elementos decorativos. Solo debes evitar la sobrecarga de objetos. Ya que eso se traduce en más lugares en los que acumular polvo y, por tanto, que aparezcan más ácaros.
Si eres un gran lector, procura tener tus libros a buen recaudo. A los ácaros y al polvo les encanta el papel. Así que, siempre que puedas reduce la cantidad de revistas y de periódicos sin usar, y procura colocar los libros tras un cristal.