Esta premisa es válida para todos los rincones de la casa, también para los menos visibles, como el interior de los cajones de la cómoda o el joyero.
Lo cierto es que pensar en ordenar ese enredo de cadenitas revueltas, pendientes sin cierre, calcetines sin emparejar y fulares arrugados puede parecerte un plan poco atractivo. Por eso, cuando se trata de ordenar, el paso previo al inicio de la tarea es siempre cambiar el enfoque: hay que dejar de verla como una actividad que nos va a quitar un montón de tiempo para hacer otras que nos apetecen más y pasar a entenderla como un momento para el autocuidado. Se trata de un ratito que vas a dedicarte a ti misma para que, en adelante, tengas siempre a punto las joyas y complementos que te apetece lucir hoy. El esfuerzo valdrá la pena, ¡prometido!
Empieza vaciando por completo los cajones, cajas, bandejas u otros espacios de pequeño almacenaje en los que guardes las joyas y complementos. Aunque, de entrada, te parezca mucho trabajo, empezar de esta forma tiene dos grandes ventajas:
te permitirá valorar exactamente el espacio del que dispones para guardar, si los accesorios de almacenaje con los que cuentas son los adecuados y si vas a necesitar hacerte con alguno más o sustituir los que ya tienes;
te resultará mucho más rápido volver a colocarlo todo en su lugar, eligiendo con mayor claridad dónde va cada cosa de manera que queden visibles de un solo golpe de vista cuando vayas a vestirte y tengas que elegir qué ponerte hoy.
Libera espacio deshaciéndote de todo aquello que ya no te pones porque ya no te gusta, está deteriorado o le falta la pareja. Para tomar la decisión sobre lo que se queda y lo que se va, ten en cuenta la siguiente norma: si hace más de un año que no te lo pones, sácalo del armario.
Recuerda que todo lo que tienes en casa requiere de unos cuidados mínimos para conservarlo en condiciones óptimas. Por tanto, guarda solo lo que utilices y deshazte del resto: ahorrarás energía y ganarás un valioso espacio para guardar más cómodamente las joyas y complementos que sí te gustan e introducir alguna nueva cuando quieras hacerte un autoregalo.
Reúne la bisutería y complementos por tipologías: junta todos los relojes, pulseras, pendientes, coleteros, bolsos… Luego, establece una clasificación teniendo en cuenta la frecuencia de uso: la idea es dejar a mano los accesorios que más te gustan y que utilizas a diario, llevando al fondo o atrás aquellos que están fuera de temporada o que no vas a utilizar de manera frecuente (bolsos de fiesta, collares que solo uses en ocasiones especiales…).
Empieza a colocar las joyas y complementos categoría por categoría y buscando un sitio fijo para cada una. Empieza, por ejemplo, colocando los complementos de mayor tamaño -como los bolsos- y centrarte al final en los que requieran de mayor atención -como joyas pequeñas-. Para cada una de estas categorías, debes establecer un lugar fijo en el armario y no mezclarlas.
Puedes ayudarte de la propia estructura del armario (baldas, perchas, cajones com compartimentos específicos) o cajas y joyeros sueltos. Si esta última es tu opción, intenta que sean de vidrio o metacrilato transparente para que, de un vistazo, puedas ver todo lo que tienes cuando vayas a vestirte. Ahí van algunas ideas.
Bolsos de gran formato: colócalos sobre una balda del armario uno al lado del otro. Si tienes que hacer dos filas, deja atrás aquellos que estén fuera de temporada (recuerda modificar el orden cuando realices el cambio de armario) o los que menos utilices.
Bolsos de mano, de fiesta o monederos: ponlos en una caja uno al lado del otro. Si son muy delicados, puedes protegerlos envolviéndolos en papel de seda.
Bufandas y fulares: dóblalos en vertical y ordénalos dentro de una caja u organizador que puedas ubicar cerca de las chaquetas y abrigos. Si tienes muy pocos, también puedes hacerte con un colgador específico para ellos, pero ten en cuenta que si no están muy bien colocados generarán ruido visual y, por tanto, sensación de desorden. Aún así, si esta es tu opción, cuélgalos anudados y en una percha antideslizante.
Cinturones: enróllalos sobre sí mismos y colócalos dentro de una caja u organizador cerca de donde tengas colgados los pantalones y las faldas. Como en el caso anterior, también existen perchas específicas para cinturones, pero ocupan más espacio y pueden verse desordenados.
Collares y pulseras: colócalos en una bandeja con separadores -del propio armario o exenta- y guárdalos siempre estirados para que no se enreden. Si no tienes espacio para ello, puedes colgarlos de una pequeña percha en la cara interna de la puerta del armario
Anillos y pendientes: lo ideal es guardarlos en una caja transparente con compartimentos. En el caso de los pendientes, puedes utilizar un panel con agujeros para obligarte a guardarlos siempre cerrados.