Esto se hace especialmente importante cuando sufrimos alguna patología respiratoria. Para que des la bienvenida a la primavera a lo grande y sin la preocupación de lidiar con los síntomas de la alergia -almenos cuando estés en casa-, te damos 5 consejos muy útiles para que mantengas la limpieza a raya y vivas en un ambiente inocuo.
Abrir las ventanas supone un verdadero ritual detox para tu casa. Al hacerlo, el aire del interior se oxigena reduciendo la concentración de CO2, se regula la humedad del ambiente y se reduce el polvo, ya que las partículas en suspensión son arrastradas por la corriente. Sin embargo, si sufres alergias es importante que no ventiles la casa ni a primera hora de la mañana ni a última hora de la tarde: es el momento en que hay una mayor concentración de polen. Hazlo al mediodía y solo un ratito: 15 minutos será suficiente.
¡Por cierto! Este plan detox de primera hora de la mañana incluye también el baño: la humedad condensada después de la ducha no solo puede generar malos olores, sino que también puede llegar a producir problemas respiratorios, ¡tenlo en cuenta!
Uno de los principales agentes contaminantes en casa son los productos de limpieza: la toxicidad de sus componentes aumenta el riesgo de padecer alergias. Para minimizar su efecto, redúcelos al máximo o, si puedes, elimínalos por completo de tu rutina de limpieza semanal y, ¡pásate al vapor!
Limpiar con vapor es sinónimo de limpiar sin productos químicos que pueden ser tóxicos. La presión y las altas temperaturas con las que se trabaja con vapor permiten que se desprenda toda la suciedad incrustada sin dejar residuos y actuando como un potente desinfectante en cualquier superficie.
Lava los textiles del hogar (sábanas, fundas nórdicas, almohadas y cojines, plaids…) cada semana utilizando un programa en que la temperatura del agua sea de 60º. El lavado en frío no logra eliminar los ácaros, ya que pueden sobrevivir a temperaturas inferiores.
Presta atención a aquellas zonas susceptibles de acumular moho, como las juntas de los azulejos del baño. Elimínalo utilizando un producto natural y muy muy eficaz: el vinagre blanco. Aplícalo directamente en la pared, déjalo actuar un ratito y retíralo frotando con un paño seco.
Ten en casa solo aquello que te resulte verdaderamente útil y que aporte algo positivo a tu forma de estar en casa. Hacerlo no solo te ayudará a mantenerte enfocada, sino que limpiar y mantener el orden te resultará mucho más sencillo: un espacio desordenado es más difícil de limpiar, lo cual te restará tiempo, energía y salud.
Cuanto menos cosas tengas, menos posibilidades hay de que el polvo u otros alérgenos se acumulen. Pregúntate qué es lo esencial para ti, qué papel juegan las cosas que tienes en casa y deshazte de las que no necesites: puedes regalarlas, venderlas o desecharlas si crees que no están en buenas condiciones.
Es importante que retires y guardes todo aquello que no sea esencial pero de lo que no quieras desprenderte -como alfombras, libros, los peluches de los peques u otros objetos que no sean de uso habitual- para que no se deposite el polvo, especialmente en las estancias en las que pasas más tiempo cuando estás en casa.