Históricamente asociado al lujo y a la realeza, el terciopelo nació en el lejano Oriente hace más de 3.000 años pero su comercialización en Occidente no empezó a extenderse hasta el siglo XIV.
Está compuesto por fibras de seda o rayón y, antiguamente, precisaba de una minuciosa fabricación artesanal, por lo que era muy poco accesible y por eso se lo asocia a las clases altas de las sociedades europeas.
Cuando llegó a Europa, el terciopelo se empezó utilizando para decorar estancias, mediante cortinas, sillones y cojines. Más adelante, se incorporó a la moda de la alta sociedad a través de chaquetas y vestidos.
Actualmente, los procesos se han automatizado y la fabricación del terciopelo se ha democratizado mucho más, y es por eso que lo encontramos en tantos lugares. En decoración de interiores se sigue usando para tapizar sillas y butacas, pero se han encontrado formas de incorporarlo sin quedarse en un estilo rococó o anticuado.
La clave está en saber mezclarlo con muebles de estilo contemporáneo, de líneas simples que puedan aligerar el peso visual que tiene el terciopelo. Por otro lado, la elección de los colores también es importante: además de los típicos colores del terciopelo como el rojo sangre o el verde oscuro, también se han hecho con este tejido colores pastel como rosas o azules.
Tal ha sido la expansión del terciopelo que lo encontramos hasta en diseños de estilo nórdico o industrial. Estas combinaciones aportan un contraste a veces buscado para marcar personalidad y aportar calidez y sofisticación en un ambiente más bien frío y neutro.
Una de las formas más exitosas de incorporar el terciopelo en un espacio es combinando distintas tonalidades para conseguir crear volumen visual. El terciopelo ya aporta voluminosidad de por sí, pero si además combinamos distintos tonos de un color, el resultado es más impresionante.
Colores más eléctricos como el azul o el amarillo nos pueden ayudar mucho a la hora de tratar de resaltar una decoración más plana basada en colores como el blanco o el crema, consiguiendo con ello un efecto muy vistoso.
Añadir unos cojines de terciopelo a tu sofá o sillón es una forma muy eficiente y barata de incorporar el terciopelo en tu salón, te aportará una calidez en el ambiente con toques muy sutiles. Aprovecha la combinación de colores que tengas disponible y húndete en el tacto gustoso del terciopelo.
Una forma de aportar sofisticación y elegancia a tu comedor es poner unas sillas con el asiento y/o respaldo tapizado de terciopelo. Es una opción invernal que seguramente tendrás que cambiar en verano, pero la calidez que aporta hace que valga la pena el esfuerzo.
Aunque no sea un elemento atemporal, no requiere de una modificación excesiva y será bastante sencillo adaptar nuestro salón a la estación en la que nos encontremos. Es una opción a tener en cuenta si buscamos cambios que nos permitan encontrar un estilo distinto, pero con una cierta reversibilidad.
Una de las piezas que más llama la atención cuando en una sala es el sofá, y más aún si es de terciopelo. Si crees que tu sofá merece este trato preferente (que seguramente lo merece) tapízalo de terciopelo en un color pastel o, si eres más atrevido, con un azul profundo.
El confort y la comodidad que te aporta el tapizado va de la mano con la elegancia que proporcionará a tu salón. Es primordial también encontrar cojines que tengan un tono que combine sin que exista una disrupción muy grande con el resto de los elementos. Una buena opción puede ser elegirlos de los colores de sofá y paredes.
El rincón de lectura es una de las zonas de la casa más acogedoras, sobre todo en situaciones como una tarde lluviosa de otoño o una fría noche de invierno, donde uno de los placeres más básicos es el de sentarte a leer un libro tranquilamente.
Si a esa situación le añades la posibilidad de estar sentado en una butaca de terciopelo, la calidez que recibirás no tiene comparación. Además, se verá una esquina de tu casa muy estilosa y llena de personalidad.
