Una buena idea para que los niños participen en la decoración navideña del hogar es hacer adornos en familia. Para colgar en el árbol de Navidad o para decorar puertas o ventanas. Da igual. Lo importante es hacerlo en familia y darle valor a las creaciones de los más pequeños, incorporándolas a la decoración en un lugar preferente.
Una buena y fácil opción es dibujar árboles en una cartulina y añadirle diferentes gomets en forma de estrella o bolas de colores. Si lo quieres sofisticar un poquito más, puedes sustituir la cartulina por fieltro. La idea es la misma. Añádele a tu árbol verde las pegatinas que quieras para hacer el efecto que está adornado.
Y quien dice árboles de Navidad, dice bolas que también pueden decorar, Papá Noel o muñecos de nieve.
Si eres lo suficientemente mañosa para coser o tejer sin hacer un desastre, también puedes hacer adornos para el árbol mucho más elaborados. Dibuja sobre la tela el motivo navideño que quieres crear y recórtalo dos veces. Cóselos por los extremos y deja una parte abierta por la que pondrás un poquito de guata. Ciérralo del todo y tendrás figuritas en relieve hechas de tela. Ya sea un bastoncillo de caramelo, un reno o un gorrito de Santa Claus.
Si lo tuyo no es la costura, pero te das mucha maña tejiendo, atrévete a crear todos los personajes navideños que se te ocurran con lana. Al adorno original, no le ganará ninguno.
Para demostrar tu amor por la naturaleza y tu apuesta por la sostenibilidad, puedes aprovechar la piel de algunas de las naranjas que te has comido y, en lugar de tirarlas, usarlas para hacer una original guirnalda.
Tan solo debes recortar la piel de la naranja en la forma que quieras, ya sea una estrella, un muñeco de nieve o un reno, y hacerle un pequeño agujero por el que pasarás un hilo o una cuerda. Et voilà, tendrás una guirnalda reciclada para colocar en la chimenea, que será la envidia de todas tus vecinas.
Ese amor tuyo por lo natural también lo puedes plasmar haciendo una corona de bienvenida para tu puerta o un espectacular centro de mesa para la cena de Nochebuena. El truco está en crear ramilletes con los elementos de los que dispones. Ya sean ramas de abetos, de laurel o de eucaliptos, flores secas o trocitos de madera. Ata cada uno de los ramilletes con un hilo o un alambre y colócalos atados en un aro hasta completar su circunferencia. Después solo falta añadirle algunos detalles. Alguna piña seca encontrada en el campo, unas bolas de Navidad que te han sobrado de la decoración del árbol e incluso la guirnalda maravillosa que has hecho con la piel de la naranja.
¿Y qué me dices de hacer tu propio árbol de Navidad? Es una pena, y para nada sostenible, el talar un árbol para decorar tu salón por unos días. La mejor opción es optar por árboles realizados con materiales reciclados o hacerlo tú misma.
Tu imaginación es el límite. Puedes hacerlo colocando bolas de navidad de forma escalonada en una pared. O creando la forma de un árbol con unas guirnaldas de luces. O puedes demostrar tu amor por la lectura con un árbol hecho con estanterías de diferentes tamaños, colocadas de menor a mayor, repletas de libros. Sin duda, una opción muy original y creativa.
Aunque cada vez está más en desuso, la tradición de felicitarnos las fiestas de Navidad con una postal no debería perderse. Olvídate de comprarlas y personalízalas tú misma. Solo has de coger diferentes cartulinas de colores y ser creativa.
Si no quieres enviarlas, puedes incorporarlas a tu mesa de Navidad para que cada cual sepa dónde debe sentarse. Puedes añadirles un comentario personalizado a cada uno de tus invitados. Seguro que te lo agradecerán.