Los colores, por un lado, son uno de los aspectos más poderosos a la hora de decorar una estancia y es que elegir una paleta cromática u otra tiene un impacto directo en el estilo final de un interiorismo.
Unos colores claros pueden dar mucho aire y crear una sensación de espacio, mientras que mediante los colores tierra se pueden crear juegos visuales para despertar las sensaciones. Cuando pensamos en colores, además, hay que tener en cuenta que están en todo: paredes, muebles, accesorios, textiles, objetos de decoración, etc.
Es por eso que elegir unos colores neutros para los básicos, como paredes y muebles más grandes, es la forma de asegurarse una base neutra desde la que poder empezar a jugar con otros elementos para dar personalidad al diseño. Los colores neutros más empleados en interiores son el blanco, el gris y todas sus tonalidades (hasta el negro, incluso), el beige y los colores tierra.
Por otro lado, hay que tener en cuenta los diseños y materiales de los grandes muebles que son también la base de la estancia. Estamos hablando del sofá, sillones, mesas y sillas y, por qué no, también armarios y aparadores, si es que los quieres incorporar.
En este sentido, hay que tener en cuenta que no es lo mismo un sofá de cuero que uno de tela, ni tampoco se puede comparar una mesa de madera con otra de cristal. Mientras que todos ellos pueden ser considerados neutros, el estilo que desprenden es muy distinto.
Puesto que hay tantas maneras de crear un salón neutro, a continuación, te mostramos algunas técnicas e ideas que son apuestas ganadoras. Seguro que encuentras la tuya o, por lo menos, algo de inspiración para convertir tu salón en un lienzo en blanco que te permita dejar volar tu imaginación.
Los pocos colores de un salón neutro se pueden compensar jugando con distintas texturas. Añadir un elemento de cuero, por ejemplo, como una silla o un puf, aportarán cierta calidez y ayudarán a evitar que lo “neutro” se convierta en “frío”. Otras texturas interesantes son el bambú, el mimbre y el ratán ya que aportan sensaciones y colores orgánicos que sirven para romper la llaneza, pero no demasiado.
Cuando una casa o un piso tiene algún elemento arquitectónico particular por el motivo que sea no hay que esconderlo, sino que hay que aprovecharlo, tratar de adaptarlo y hacerlo destacar mediante la decoración. Por ejemplo, unos suelos hidráulicos como los que hay en muchos pisos de Barcelona, un techo con arcos, una pared de piedra o unos bonitos ventanales, sacarle partido a este tipo de elementos le puede dar un aire muy distinto a tu hogar y conseguir crear un toque distintivo a tu casa.
Decantarse por un color neutro no significa que todo tu salón vaya a ser de un único color. Precisamente, los colores grises y tierra contienen una infinidad de tonalidades, lo cual permite jugar con los distintos tonos para lograr distintas sensaciones. El combinar diferentes tonos del mismo color o de colores similares puede tener un efecto visual mucho más bueno del que podrías esperar en un principio, de esta manera evitas convertir tu casa en un espacio monocromático y tienes algo más de margen a la hora de poner los muebles y la decoración.
Los textiles, aunque parezcan accesorios de último recurso, pueden aportar mucho estilo a un diseño. Combinar un interiorismo con piezas de algodón, lino, lana o ganchillo es un gran acierto. Además, también pueden puedes jugar con los tapizados, las alfombras o las cortinas. Puesto que son elementos más fáciles de cambiar según te canses de ellos, puedes ponerte creativo y optar por una alfombra a rayas o unas cortinas de un color llamativo.
Añadir algunas piezas vintage o de anticuario es también una forma de romper la monotonía que puede causar un salón neutro. Combinar algunos muebles o piezas de decoración de otra época aporta mucha personalidad a un interiorismo, los sofás con una tapicería más clásica, cuadros con marcos desgastados o baúles con una estética antigua son algunos de los elementos más típicos y útiles para darle ese toque retro a tu hogar y hacer resaltar algunas zonas de tu casa en entornos que acostumbran a ser bastante neutro.
Del mismo modo que puedes añadir un toque vintage a tu salón, también puedes hacerlo con objetos decorativos del mundo. Por ejemplo, alfombras con estampados étnicos o una pieza de decoración de tu viaje más lejano también le darán mucha originalidad a tu salón. No se trata de convertir tu casa en la tienda de un aeropuerto, pero el dejar detalles de diferentes partes del mundo puede darle un punto muy interesante a tu casa (siempre y cuando no lo sobrecargues en exceso) y diferenciarla del resto plasmando en tu hogar una parte de tu personalidad y de ti.
Si no eres muy viajero, pero sí un apasionado del arte y el diseño, puedes optar por darle los toques finales a tu salón con alguna pieza que te guste. Ya sea un candelabro de diseño como centro de mesa o un cuadro de tu artista favorito, estos elementos le darán vida a tu salón y, además, hablarán mucho de ti. Al fin y al cabo, los viajes no son la única manera de aportarle a tu piso o casa parte de tu experiencia vital, hay muchas opciones para hacerlo y el mostrar tu gusto por el arte a partir de distintas piezas distribuidas por las diferentes habitaciones es una de las mejores.
Y, si se trata de dar vida, no hay nada como las plantas, ellas son el elemento perfecto para aportar frescura a un interior neutro. Hay cientos de especies de interior que, si las cuidas bien pueden acabar siendo esculturales. La naturaleza cada vez recupera más protagonismo en los hogares y consigue mejorar mucho el efecto visual de tu hogar, si quedan bien distribuidas por la casa y no sobresaturas ningún rincón, mejorara mucho la estética y conseguirás convertir tu salón y habitaciones en espacios muchísimo más naturales.