Así es que párate un momentito y echa un vistazo a las preguntas que te proponemos para que reflexiones antes de empezar. Si lo haces y las respondes con calma, estamos 100x100 convencidas de que el resultado será una casa que, además de bonita y fiel a tus gustos personales, te resultará cómoda y te proporcionará un gran bienestar.
Que te ayude a recuperar la calma al final del día o a reconectar contigo mismaña. Disfrutar de espacios abiertos, compartidos con la familia y en los que haya lugar para recibir a los amigos. Crear atmósferas de intimidad o recogimiento en las que sentirte cómoda y tranquila. Compartimentar la vivienda para que cada uno tenga un espacio individual y propio. Estos son algunos ejemplos de objetivos deco. ¿Cuál es el tuyo? ¿Qué quieres conseguir con este proyecto?
Piénsalo y, cuando lo tengas, ponlo por escrito y déjalo en un lugar en el que sea fácil recuperarlo. Escribir tus objetivos deco, como en cualquier otro ámbito, te ayuda a mantenerte enfocada y a tomar decisiones: cuando algo no te acerque a la casa que deseas, prescinde de ello.
Esta pregunta es doble. Por un lado, tienes que preguntarte por tus rutinas. Haz un repaso de tu día a día y pregúntate qué usos le das a cada estancia: ¿usas el dormitorio solo para dormir o también te gusta leer un ratito en la cama? ¿Dónde te cambias de ropa, en el dormitorio o en un vestidor? ¿Dónde dejas al llegar el abrigo, el bolso y las llaves? ¿Desayunas algo rápido en la cocina o te sientas a la mesa? ¿Cenas en el sofá frente al televisor? Responder a estas preguntas te permite pensar en el aspecto más funcional de tu casa y saber qué necesitas para que sea cómoda.
Luego piensa en qué haces cuando llegas del trabajo y en tu tiempo libre cuando estás en casa. ¿Eres cocinillas? ¿Te gusta hacer ganchillo o macramé? ¿Te encanta llegar a casa y engancharte a una serie para desconectar? ¿Te relaja un montón cuidar de tus plantitas? Aquí encontrarás la respuesta a cómo debes decorar tu casa para que te permita disfrutar de las actividades que más te gustan y que te hacen sentir bien.
¿Qué es lo esencial para ti? Pon el foco aquí. Por ejemplo, si te importa la sostenibilidad, prioriza los materiales y el mobiliario respetuoso con el medio ambiente. Es importante que construyas tu casa poniendo tus valores por delante.
Piensa en qué es aquello que realmente necesitas para sentirte bien. ¿Silencio? ¿Orden? ¿Te sientes más cómoda en un espacio amplio y abierto o en aquellos rinconcitos que invitan al recogimiento? Responder a esta pregunta te permitirá pensar en las atmósferas que necesitas crear para sentirte a gusto.
Ponte en el centro de la estancia y mira a tu alrededor, ¿qué es lo que más te gusta? Puede tratarse de algo sensorial, como que sea un espacio muy luminoso o en el que haya muchísimo silencio. También puede tratarse de algún elemento estructural, como una estantería de obra, unos ventanales altísimos o un suelo de madera natural súper cálido.
Localiza eso que más te gusta y úsalo a tu favor: siempre es mejor potenciar las cosas bonitas a intentar enmascarar aquellas que no acaben de gustarte. Por ejemplo: si tienes una estancia muy silenciosa, eligela para crear en ella un rinconcito de lectura, de meditación o un despacho. En una habitación muy amplia y luminosa puedes ubicar el cuarto de los peques, ya que pasarán muchas horas sin necesidad de recurrir a la iluminación artificial. Si, como decíamos ahí arriba, cuentas con algún elemento estructural o una pieza de mobiliario que te guste especialmente -como, por ejemplo, un cabecero de cama recuperado- haz que destaque y organiza el resto de la decoración a su alrededor.
No comprometas tus finanzas por decorar tu casa. No es necesario, ¡de verdad! En caso de que te enfrentes a un gran cambio o que tengas que amueblar una nueva vivienda por completo, puedes optar por hacerlo por fases: empieza con aquello más básico e imprescindible para tu día a día y en un segundo momento ya irás completando la decoración.
Hacerlo así tiene una gran ventaja: te regala un precioso tiempo de reflexión antes de comprar. Antes de llevarte algo a casa, pregúntate siempre: ¿este objeto me ayuda a conseguir la casa que deseo? Si tienes dudas, revisa la pregunta número 1.
Un último apunte en relación con esto: un presupuesto limitado no sólo no está reñido con el buen gusto y el estilo sino que, además, decorar ajustándote a él es un ejercicio de lo más saludable: conseguir una casa bonita y cómoda con lo que tienes te hará sentir orgullosa de lo que has conseguido. ¡Adelante!
Si tienes muy claro que tu casa necesita un cambio, pero no sabes cómo ni por donde empezar, siempre puedes buscar ayuda en profesionales. Y tranquila, el diseño de interiores ya no es un lujo. Por ejemplo, fíjate en Livitum: puedes tener un diseñador de interiores para ti desde 36 € la estancia. Este se adaptará a tus gustos, necesidades y lo más importante, a tu presupuesto. Además de ofrecerte un diseño en 3D de tu casa y asesoramiento, te hará una selección de muebles (de más de 50 marcas de decoración) adaptada a ti y podrás comprar todos los muebles desde Livitum. Más fácil, ¡imposible!
