Así es que párate un momentito, observa el espacio y escoge la pared a decorar pensando en qué buscas conseguir. Algunos de los objetivos a la hora de vestir una pared podrían ser:
Moldear el espacio. ¿Qué necesitas? ¿Ganar amplitud visual? ¿Profundidad? Trabajar las pareces te ayudará a conseguirlo. Ten en cuenta esta premisa: las líneas verticales crean la ilusión de tener los techos más altos, mientras que las líneas horizontales ensanchan visualmente la estancia. Piensa en cómo colocar una composición de cuadros, qué cabecero de cama escoger o cómo decorar la trasera del sofá teniendo en cuenta esta premisa.
Refrescar el ambiente. Hay situaciones en las que el espacio, pese a estar bien distribuido y amueblado, puede generar sensación de agobio. Es algo habitual en viviendas con poca luz o en las que el mobiliario o las tapicerías son muy oscuras. ¡Tira de paredes! Colocar algún elemento refrescante, como unas plantas colgantes o un papel pintado en tonos claros te ayudará a aligerar la atmósfera y a darle vida a la estancia.
Crear un punto focal. Se trata de escoger un elemento que capte la atención al entrar en una estancia y, a partir de él, distribuir, amueblar y decorar el resto de la estancia. Este punto focal puede ser un mueble especial, un elemento destacado (como una chimenea), pero también una pared que has pintado o decorado de una forma especial.
Personalizar el espacio. Consiste en usar elementos decorativos en las paredes que hablen de ti, que hagan que tu casa sea más “tú” y que te hagan sentir bien por lo que significan o las emociones que despiertan en ti al verlos.
Esta tendencia es válida para aplicarla en las paredes del comedor, pero también en cualquier otro rincón: sobre la chimenea, en el balcón o… ¡para decorar la trasera del sofá! Decorar con platos es una forma de rendir un bonito homenaje a las artesanías que, además de ayudarte a darle un toque de color a la pared que escojas para colgarlos, convertirá ese rincón en un espacio con mucho mucho estilo.
Puedes hacer una combinación monocromática, utilizar dos colores o estampados -por ejemplo, platos blancos lisos combinados con otros tipo “La Cartuja”- o mezclar colores y estilos distintos. Sea como sea, antes de empezar a colgarlos, plantea la distribución en el suelo creando un patrón. ¡Por cierto! En cualquier ferretería encontrarás ganchos cuelgaplatos en alambre: ¡los tendrás en su sitio en un plis plas!
Una cascada verde cubriendo toda una pared, ¿te lo imaginas? No hay una forma más bonita y natural de darle un toque de color a las estancias. Puedes conseguirlo muy fácilmente introduciendo en casa algunas plantas trepadoras o enredaderas: hazte con una maceta bonita a la que trasplantar tu nueva compañera de piso y colócala en una balda alta, en un macetero de techo o pared y deja caer las hojas. Algunas de las especies aptas para interior son el potus, la hiedra, el ficus, la cinta o la cadena de corazones.
No te olvides de investigar cuales son sus necesidades (temperatura, horas de luz solar, humedad) y disfruta de los beneficios de tener un rinconcito de naturaleza en casa.
¿Hay algo más personal que decorar con algo que hayas hecho tú? ¿Has probado con el macramé? Consiste en tejer creando nudos con hilos de algodón, lino, yute u otras fibras naturales, por lo que ayuda a crear ambientes cálidos y con un toque bohemio. Con macramé puedes crear lámparas, estantes o cubreplantas colgantes, pero también tapices con los que decorar la trasera del sofá o el cabecero de cama.
No solo es una tendencia deco, sino que la nudoterapia tiene un montón de beneficios: reduce el estrés, ayuda a mejorar la concentración, potencia la creatividad y genera una gran sensación de satisfacción al acabar. Cuando esté listo, ¡lúcelo con orgullo!
¿No te encantan los relojes de pared de madera? Por su sencillez, son aptos para todos los estilos. Además de prácticos, pueden ayudarte a dar vida a una pared. Puedes colgar uno que te guste especialmente o hacer una combinación con varios de ellos, como harías con los cuadros. Ponlos a la hora del país en qué los compraste: será un recuerdo divertido cada vez que los mires.
Un cesto colgado en la pared del recibidor, una cabeza de elefante en el cuarto de los peques, un sombrero en el pasillo o un juego de espejos en el vestidor: los accesorios deco en fibras naturales siguen siendo tendencia, ¿por qué no aprovecharla? Aportan calidez y un toque natural a las estancias, y están tan de moda que es muy fácil encontrar algún artículo que te guste y se adapte a tu estilo.
Puedes colgar un único elemento si es muy especial y quieres cederle todo el protagonismo o combinar diferentes formas y estilos: el material se convertirá en un elemento común a todos ellos que te ayudará a que la composición sea coherente y armónica.
Unas baldas suspendidas (por ejemplo, con la balda de madera natural y el cordón negro) colgadas en zigzag son suficientes para vestir una pared y lucir en ellas algún elemento con el que te sientas identificada. Piensa, por ejemplo, en tus libros favoritos: colocados mostrando la portada se convierten en un elemento deco por sí mismos. También puedes lucir alguna de tus colecciones: vinilos, dedales, campanitas… Colócalas con delicadeza y ¡presume de ella!
