Lo más importante antes de hacerte con uno es que te preguntes para qué vas a usarlo. ¿Te falta inspiración? Pues ahí van algunas formas prácticas, originales y bonitas de dar un nuevo uso a este coqueto accesorio deco.
¿Estás enganchada al macramé o al crochet? Guarda los ovillos, cordones, cuerdas, ganchillos o varillas en un revistero de ratán calado tipo cesto. Busca un rincón en el salón y conviértelo en un lugar para el autocuidado: para desconectar de las preocupaciones del día y dedicar un ratito a tus aficiones. Coloca todo lo necesario e introduce un revistero en el que guardarlo todo de forma ordenada. Si optas por un modelo calado, los materiales quedarán a la vista y eso te ayudará a crear esa sensación de “casa vivida” que hace los espacios tan tan tan acogedores.
Si no tienes espacio para una librería, puedes sustituir las tradicionales baldas por un revistero de pared: es una idea súper práctica que te permitirá colocar los libros con la seguridad de que no van a caerse ni hacia delante ni por los laterales. Algunos de estos modelos en madera cuentan con la parte delantera en cannage (rejilla) lo que, además de ser tendencia, le dará un toque romántico al salón. Coloca tus títulos preferidos y ¡lúcelos con estilo!
Hazte con un revistero de fibra natural y ¡llénalo de verde! Combina algunas plantas de hoja verde, crasas y flores secas y crea un mini-jardín que puedes colocar cerca de la zona del sofá para cerrar el ambiente. Te ayudará a delimitar el espacio y le dará al salón un toque fresco y de color.
¿Y si reúnes todos los cargadores y cables que solo utilizas puntualmente en un revistero de fieltro reciclado? Colócalo en un rincón cerca de los enchufes que suelas utilizar con más frecuencia y acostúmbrate a dejarlos siempre en este mismo lugar: de esta forma siempre sabrás donde lo dejaste la última vez, ¡cosa que te hará ahorrar un montón de tiempo y energía!
¿Te faltan metros? ¡Pues ahí va una idea en forma de revistero! Algunos modelos están pensados para ir colgados del brazo del sofá y, además de libros o revistas, cuentan con el suficiente espacio para guardar otras cosas que utilizas a menudo en la sala de estar (los mandos de la tele, la tableta…).
Además, si optas por un modelo rígido -en madera o metal-, te servirá como punto de apoyo para dejar la taza de café, por ejemplo. Es práctico, cómodo y podrás colocar sobre el soporte algún elemento deco (un mini-cactus, unas velitas…), tal como harías si pusieras una mesita auxiliar junto al sofá.