Sobriedad y funcionalidad son las dos características principales del industrial, un estilo muy contemporáneo el éxito del cual, también hay que decirlo, depende mucho de cómo sea la casa donde se aplique.
No es lo mismo hacer un interiorismo con este estilo en una casa tipo nave diáfana con altos techos y grandes ventanales, que en un piso construido en los años ochenta, con pasillo, salón comedor y dividido en habitaciones.
Pero si nos focalizamos sólo en el dormitorio, las posibilidades de conseguir este look sobrio y funcional son mucho mayores. Lo bueno de decorar un dormitorio es que no hay que recargar nada la decoración para así favorecer el descanso.
Así que, con un par o tres de elementos, resulta muy fácil decorar esta estancia con estilo industrial que, ya de por sí, es un estilo muy minimalista. Lo que queremos conseguir es una sensación de apertura y sencillez en líneas modernas y funcionales. Y ¿cómo lo hacemos? ¡Siguiendo estos consejos!
Lo industrial está hecho de materiales sólidos y resistentes. Así, el metal y la madera son los reyes en una decoración estilo industrial. En el dormitorio, es básico que la estructura de la cama esté hecha de uno de estos dos materiales.
Si optas por el metal, considera una estructura de cama hecha a base de tuberías recicladas o de forja. Si lo tuyo es más la madera, y te gustan las camas bajas a ras de suelo, el estilo industrial acepta muy bien una estructura de cama hecha de palets reciclados. Le darán a tu cama un aire más cálido pero igualmente funcional y moderno.
Los metales preferidos son el hierro, el acero, el bronce y el cobre y pueden usarse en todo tipo de muebles. La estructura de cama, como ya hemos dicho, pero también en mesitas y estanterías. Si consigues reciclar algún mueble, como un archivador de unas viejas oficinas o unas taquillas metálicas de un colegio, habrás triunfado.
Ten en cuenta que un estilo industrial puede fácilmente caer en la frialdad y es por eso que la madera resulta imprescindible a la hora de aportar elementos de calidez. El estado más puro de la madera es el que mejor encaja con el estilo y cuanto más desconchada y agrietada se vea, mejor. Si te has decantado por un somier de forja, puedes emplear la madera en mesitas de noche, una cómoda o una silla para apoyar la ropa.
Otro elemento para aportar calidez que no debes olvidar son los textiles de fibras naturales y colores neutros. Unas cortinas de algodón o una alfombra de lana pueden ser el contraste perfecto a unas ventanas de vidrio y metal o de unas vigas de hierro a la vista.
Los colores industriales son otra de las claves para conseguir el estilo que buscamos. Los grises, negros, blancos y metálicos son los protagonistas, pero también los colores marrones, naturales en la madera, son bienvenidos. Un diseño cromático clásico siempre será una elección con la que podremos estar cómodos sin salirnos de los cánones más generales.
Los ocres y azules, propios del metal oxidado, son dos colores complementarios que dan un toque original al estilismo, sin salirse de las tonalidades industriales. Nos aportan ese toque diferencial que nos permitirá encontrar un punto medio entre la sobriedad y el atrevimiento. Es de suma importancia hacer una elección que se adapte bien a nuestros gustos y personalidad, ya que es la base de nuestra decoración y con casi total seguridad tendremos que vivir con ella durante unos cuantos años.
Si en la arquitectura tradicional, todo lo que son vigas, tuberías, cables y ventilaciones se intentan tapar, en el estilo industrial se busca todo lo contrario. Las tuberías y conductos de ventilación en el techo dan un aire muy factory al estilismo. Con este tipo de elementos conseguimos emular ese toque que tienen las fábricas sin perder la originalidad, así como las estructuras tipo vigas y todas las imperfecciones de las paredes y suelos son también elementos que dan personalidad. En cuanto a las paredes, es casi imprescindible que haya una de obra vista, pero también se puede optar por una pared revestida en cemento u hormigón, con un acabado desconchado o rugoso.
Para terminar, cuantos más elementos industriales puedas incluir en los detalles de obra, más efecto vas a conseguir. Las ventanas con perfilería son un gran ejemplo de ello, al igual que los cerramientos de las puertas, son pequeñas pinceladas que, aunque puedan pasar más desapercibidas a primera vista, logran el efecto deseado.
Incluye también algunas piezas clave que aporten el toque definitivo de personalidad a tu diseño industrial, como un baúl antiguo, una lámpara metálica o un viejo ventilador de techo. También nos pueden ayudar a definir del todo el estilo que buscamos otro tipo de elementos, como una pila de libros antiguos o una alfombra jaspeada, ya que no se alejan demasiado del estilo predominante pero aportan algo distinto.