Sin embargo, queremos que lo hagas teniendo en cuenta que, si todo está en orden, no pasa absolutamente nada porque quede visto. De hecho, algunas tendencias deco -como la industrial, wabi sabi o shabby chic- muestran sin complejos tubos de climatización, cableado, imperfecciones en las paredes o suelos… La clave está en dejar que tu piso se muestre como una casa vivida en la que todo -incluso lo que, a priori, menos nos gusta- está bien cuidado y tiene un porqué.
Cuando queremos que algo no se vea, la solución más eficaz es no darle protagonismo. Al colocar una caja con una lámina decorativa sobre el cuadro de luces, estamos creando un elemento focal y, como consecuencia, haciéndolo más visible.
La manera más sencilla de ocultarlo es hacer que se mimetice con las paredes del recibidor: opta por colocar una caja y pintarla del mismo color que la pared, sin más. A su alrededor, coloca otros elementos -funcionales o decorativos- a los que otorgues el protagonismo que no quieres cederle al cuadro: un banquito de madera sin tratar con unos cojines bonitos, una consola o una cajonera que te sirva como espacio extra de almacenaje o unas plantas colgantes súper frondosas que aporten color y volúmen al espacio.
¿Necesitas un armario en el que dejar los abrigos, bolsos y bufandas al llegar a casa? Constrúyelo a medida integrando en él el cuadro eléctrico y colocando una puerta lacada en el mismo color que las paredes del recibidor para integrarlo por completo. De esta forma, no solo quedará completamente oculto, sino que ganarás un generoso espacio de almacenaje extra que te permitirá mantener a raya el orden (lo cual, como sabes, es uno de los aspectos más importantes en el recibidor).
Si no tienes suficiente espacio para introducir un armario, puedes conseguir el mismo efecto con una composición de estanterías modulares con puerta.
Ahí va una de las soluciones más sencillas, prácticas y decorativas: cubrir el cuadro eléctrico únicamente por delante. Puedes hacerlo colocando un soporte tipo barra en la pared, sobre el cuadro, y colgando de él un dispensador de rollo de papel Kraft.
Esta solución es sumamente sencilla y te permite introducir un elemento práctico en el recibidor: en él podrás escribir recordatorios de lo que tienes que hacer, dejar notas para los peques, regalarles un espacio en el que dibujar o convertirlo en un panel de gratitud en el que recordarte cada mañana todo lo bonito que hay en tu vida para comenzar la jornada rebosante de energía positiva.
Puedes completar el conjunto con un mini-espacio de almacenaje, colocando sobre él un pequeño estante en el que ubicar unas plantitas, algún objeto deco o un cestito en el que dejar la correspondencia.
Sustituye la tradicional lámina decorativa por una caja con espacio de almacenaje exterior. Se trata de un marco de madera lo suficientemente grueso como para abarcar la profundidad del cuadro eléctrico y una tapa de madera perforada que permite la instalación de pequeñas baldas y colgadores.
Esta opción es especialmente interesante en recibidores pequeños, ya que te permite reconvertir un elemento estrictamente funcional en un rinconcito práctico y decorativo en el que dejar las llaves al llegar, colgar algunas notas que te recuerden lo que tienes que hacer hoy o colocar alguna plantita u objeto deco con el que te guste encontrarte nada más llegar a casa.
