Pasados los primeros días de acomodación, lo ideal es habilitar una zona específica para los más pequeños. Que ellos tengan su propio espacio y la casa no se vea invadida por sus juguetes. Pero más allá de ese orden, ¿te atreverías a decorar en blanco con varios niños por la casa? La respuesta es sí. Atrévete. Solo has de tener en cuenta algunos truquillos y podrás tener tu casa Total White soñada, sin que tus fierecillas la estropeen.
Por suerte las innovaciones en cuestión de materiales y tejidos han evolucionado favorablemente para hacernos la vida mucho más fácil. Materiales mucho más resistentes y tejidos fácilmente lavables, que permiten mantener a raya tu decoración impoluta. Incluso si es blanca.
El sofá es una de las piezas clave de una casa. También la favorita de los más pequeños para merendar, mientras ven sus dibujos favoritos, o para jugar. Afortunadamente existen sofás a prueba de niños y de mascotas, con tapicerías con tratamientos a prueba de manchas, incluso que repelen los líquidos, y con tejidos muy resistentes. Capaces de soportar los roces más exigentes, ya vengan de un coche de carreras o de un muñeco saltarín.
En estas condiciones da igual el color elegido para la tapicería del sofá. Mancha que caiga, ya sea de chocolate o de zumo, mancha que se puede limpiar fácilmente.
Otra opción es elegir un sofá totalmente desenfundable. Preferiblemente de telas sintéticas, que puedas lavar en la lavadora. Así, a cada estropicio de tu hijo, lo podrás limpiar con facilidad.
Si quieres conservar tu antiguo sofá y resulta que, ni es desenfundable ni a prueba de manchas, piensa en las fundas. Actualmente hay auténticas maravillas que son más bonitas y vistosas que ciertas tapicerías. Además, tienes la ventaja de que, si te cansas del estampado o del color, puedes cambiarlo por otro fácilmente.
Esos mismos tejidos del sofá son los que debes elegir para el resto de ropa del hogar. Cojines desenfundables, que no requieran un lavado especial, manteles de fácil limpieza, y para la ropa de cama, mejor nórdicos desenfundables, que colchas o edredones. La idea es utilizar materiales que no se ensucien fácilmente, aunque sean de color blanco, y que además sean de fácil limpieza, en caso de que ocurran males mayores.
A los niños les sobra creatividad. Así que es normal que su pequeño artista interior surja de vez en cuando y le dé por pintar las paredes. Tampoco hay problema. No hace falta elegir colores oscuros para disimular estropicios. Puedes optar por paredes blancas. Lo único que debes tener en cuenta es elegir pinturas que sean 100% lavables. Se pueden lavar con un paño húmedo y no necesitas repintar la pared. Son algo más caras que las normales, pero merece la pena, si en casa tienes un potencial Picasso.
Otra buena opción es habilitar en su habitación un pequeño lugar en el que pueda pintar y explayarse. Como una pared pintada con pintura de pizarra o un pequeño pupitre. De esta forma, aunque no es del todo fiable, dejará en paz el resto de la casa.
La mejor opción es un suelo laminado. Es resistente a arañazos, a líquidos vertidos y a correpasillos, bicicletas o similares. Ya sea blanco o de un color claro, es igual de eficiente.
Lo mismo ocurre con las alfombras. Son uno de los lugares preferidos de los niños. Son mulliditas, calentitas y perfectas para jugar a lo que sea. Así que apuesta por alfombras que tengan una fácil limpieza y olvídate de las de cachemira. Una buena opción son las alfombras de exterior. Como en todo, ha evolucionado tanto, que a veces es difícil distinguirlas de las que solo son de interior. Bonitas y resistentes, son perfectas para soportar los envites de los pequeños de la casa. Sea uno, dos o tengas familia numerosa.