Tecnicismos aparte, toda la gama de blancos, tierras, grises y negros se consideran los neutros por excelencia en el mundo del interiorismo. Sin embargo, cualquier color (morado, rosa, verde…) rebajado a los niveles mínimos de saturación podría funcionar como tal, y eso nos ofrece una amplíííísima variedad de opciones.
¿Quieres saber cómo se trabaja con ellos? Pues aquí abajo te lo contamos a partir de 4 aciertos y 4 errores que hemos detectado en las casas decoradas con tonos neutros. Échales un vistazo, aplica y corrige en caso de ser necesario.
¿Cuál es tu color? Hay una regla no escrita según la cual a cada estilo deco le corresponde un color base: al clásico renovado le va el beige, al nórdico el blanco, al industrial el negro… No es inamovible (¡en deco, nada lo es!) pero sabemos que funciona y que es útil aplicarla como recurso inicial, sobre todo si es la primera vez que decoras tu casa. Así es que, antes de empezar a diseñar, pregúntate hacia dónde quieres llevar la decoración, qué atmósfera quieres conseguir y luego escoge el color base que consideres más apropiado según tu estilo.
Un color - infinidad de matices. Una vez escogido tu color neutro base, utilízalo teniendo en cuenta la amplia gama de tonalidades disponibles: seguro que darás con el tono perfecto para conseguir el ambiente que buscas para tu casa. Puedes usar un tono más oscuro si tienes mucha luz y quieres crear un ambiente con una fuerte personalidad, o recurrir a uno más clarito si lo que buscas es crear una atmósfera más relajada.
Mezcla texturas en materiales y textiles. Cuando introducimos diferentes texturas en los materiales (maderas tratadas combinadas con otras sin tratar, metales, cerámicas…) y en los textiles (chenilla en los tapizados, algodones en los cojines, lino en las cortinas, yute en las alfombras…) conseguimos un espacio más dinámico. Así, la decoración se enriquece sin tener que recurrir a un montón de colorines que pueden llegar a recargar el ambiente y crear mucho ruido visual.
Combina dos o más neutros entre sí. Fíjate en esto: de la combinación blanco-madera dicen que es el tándem perfecto y que es apta para todos los estilos, ¿por qué? La respuesta está en que se trata de la combinación de dos neutros. Eso significa que puedes jugar con dos o más neutros para crear un ambiente sosegado y elegante pero también dinámico. Algunas de las combinaciones más seguras son madera + blanco, gris o negro y blanco + gris, beige o greige.
Apostar por un solo color y tono. Cuando recurrimos a una paleta de color monocromática es necesario jugar con las variantes de ese color que generan los diversos grados de saturación y brillo. Al hacerlo evitamos que el espacio resulte aburrido y podemos, a partir de un solo color, construir un espacio dinámico y atmósferas diversas libres de ruido visual.
No tener en cuenta la luz. La iluminación puede cambiar por completo la percepción que tenemos de un color. En función de la cantidad, intensidad, tipo y color de la luz que baña la estancia, el color puede verse más o menos brillante e influir en las sensaciones que genera la estancia. Ten en cuenta el entorno antes de elegir la paleta de color, haz pruebas y asegúrate de que el color y tono escogidos te ayudan a conseguir la atmósfera deseada.
Aplicar los neutros solo en las paredes. La idea base es correcta: al aplicarlos en las paredes creamos una caja neutra que nos permite introducir cualquier otro color en la estancia. Sin embargo, para conseguir una atmósfera relajada en la que predominan los neutros, debemos usarlos también en las piezas de mobiliario de mayor formato (sofás, armarios, mesas…) y dejar los colores más llamativos para los pequeños detalles.
Usar un neutro distinto en cada estancia. Utilizar los mismos neutros en todas las estancias de la casa genera sensación de continuidad y, como consecuencia, favorece la sensación de amplitud haciendo que el espacio parezca más diáfano y equilibrado. Aún así, en caso de que te apetezca mucho usar colores distintos, apuesta por escoger un color y variar el tono cromático para no perder el vínculo entre los espacios.