3 trucos para que tu casa siempre huela bien

Recordamos un 35% de aquello que olemos frente a un 5% de lo que vemos. ¿No te parece un dato muy llamativo? Un estudio realizado en el año 2011 explicaba el porqué de la capacidad de los olores para evocar recuerdos del pasado y repercutir en nuestro estado de ánimo. Por lo que afecta a las viviendas, fíjate en estos datos: un 67% de las personas encuestadas en aquel momento afirmó que el aroma del hogar es clave y que ayuda a definir la personalidad de quien lo habita.
Publicado por Margarida Muñoz · 7 de febrero de 2023
 3 trucos para que tu casa siempre huela bien

De hecho, decían que el aroma era para ellos lo primero a lo que prestan atención cuando entran en la casa de un tercero. 

 Seguro que a ti también te pasa algo parecido al llegar a casa: ¿no te encaaaanta entrar y que huela a limpio?  ¿O a flores? ¿O al incienso que compraste hace unos días y que huele, literalmente, a (tu) hogar?  Para que esto siempre sea así y no te encuentres con una desagradable sorpresa al llegar (olor a basura, humedad, restos de comida…) solo es necesario incorporar algunos hábitos diarios y sumarle, al final, tu toque personal en forma de aroma, ¿los repasamos?

1. Premisa fundamental: no camufles los malos olores

Si notas algún mal olor en casa, ¡no lo camufles con ambientador!  Al hacerlo, conseguimos el efecto contrario: recargamos el ambiente y el mal olor persiste.  Si esto pasa, busca el foco de mal olor y neutralízalo.  Las zonas más conflictivas suelen ser las siguientes:

  • humedades en las paredes o en los techos

  • tuberías y desagües

  • electrodomésticos: en especial, el lavavajillas, la lavadora y el frigorífico

  • cubos de basura y reciclaje

  • zapateros y cestos de ropa sucia

  • ropa de cama y tapicerías

  • espacios de animales de compañía (areneros, jaulas…)

Una vez hayas solucionado el problema, puedes utilizar algún producto desodorizante -absorbe olores o anti humedad- a modo de prevención. No los mezcles con los productos de limpieza para evitar que se conviertan en tóxicos.

Es muy importante mantener un aire siempre neutro antes de aromatizar, para lo que también puedes recurrir a un purificador de aire: es una muy buena solución para limpiar el aire en profundidad sin enmascarar los malos olores.

2. ¡Qué corra el aire!

Abre las ventanas cada mañana para ventilar toda la casa.  Son solo 15 minutitos y, al hacerlo, el aire del interior se oxigena reduciendo la concentración de CO2, se regula la humedad del ambiente y se reduce el polvo, ya que las partículas en suspensión son arrastradas por la corriente. 

 Si sufres alergias y es primavera, lo mejor es que no ventiles la casa ni a primera hora de la mañana ni a última hora de la tarde: es el momento en que hay una mayor concentración de polen.  Lo mejor en este caso es ventilar durante algunos minutos al mediodía.

¡Por cierto! Recuerda que también es muy importante ventilar el baño: la humedad condensada después de las duchas también puede generar problemas con los malos olores.

Incorpora estos gestos a tu rutina de limpieza diaria (no te llevará más de 10 minutos, ¡prometido!)

Acostúmbrate a incorporar pequeños gestos para aromatizar el ambiente mientras realizas tu rutina de limpieza diaria.  Algunos ejemplos serían:

  • abrir siempre la puerta del lavavajillas cuando acabe y antes de colocar la vajilla en su lugar;

  • echar un chorro de limpiador de baño en el inodoro y dejarlo actuar mientras te arreglas para salir al trabajo;

  • rociar con ambientador para textiles las sábanas justo antes de hacer la cama;

  • pasar la mopa con espray y no en seco;

  • rociar la casa con ambientador una vez cierres las ventanas.

3. Cada estancia necesita un aroma

Escoger una fragancia es algo muy personal que solo puedes decidir tú misma.  Sin embargo, hay dos premisas (casi) imprescindibles.  La primera, es que escojas un perfume que no invada: siempre es más agradable una fragancia fresca y sutil.

La segunda, es que no utilices la misma fragancia para toda la casa. Lo decíamos al principio: los olores tienen una incidencia directa en nuestro estado de ánimo, por lo que es importante utilizar una fragancia calmante o estimulante en función de la actividad que realicemos en cada estancia en concreto.  Ahí van algunos ejemplos:

  • dormitorios y otras zonas pensadas para relajarse o descansar: aromas de lavanda y jazmín

  • cocina, baño u otras zonas en las que busques sensación de frescor: aromas cítricos, pino, jengibre o menta

  • despacho, salón y otras estancias pensadas para estimular el cerebro: romero, vainilla, canela o bergamota.

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