Algunos de estos trucos pueden parecer obvios, pero muchas veces, por costumbre, no hacemos caso y no los aplicamos. Así que no está de más recordarlos.
Comprueba que las ventanas de tu casa estén bien aisladas. Por allí es fácil que se escape la calefacción y entre aire frío, con el consiguiente gasto mayor en la factura de la energía. Opta por ventanas de aluminio, que cierren herméticamente. Quizás te parezca un gasto que no te puedes permitir, pero al final resultará ser una buena inversión.
Otra forma de que no se escape la calefacción por la ventana es utilizando cortinas gruesas. Eso sí, si por la mañana te da el sol, aprovecha su calor y mantenlas abiertas.
De igual forma, coloca alfombras aquí y allí para mantener los pies de tu familia calentitos. Ayudará a disminuir la factura de energía de final de mes.
Al principio te resultará más caro, pero a la larga tu bolsillo te lo agradecerá. Además, ayudarás al medio ambiente. Los electrodomésticos de clase A son mucho más eficientes, con un menor consumo. Al igual que las bombillas de bajo consumo o las tipo Led.
Estudia la factura de la luz y comprueba cuándo son las llamadas horas valle. Aquellas en las que la energía resulta más barata. Aprovecha ese tiempo para hacer lavadoras o poner el lavavajillas. Si estás en casa, genial. Y si no, siempre puedes programarlos.
Aunque parezca obvio, intenta recordar lo que nos enseñaron nuestros padres y abuelos sobre apagar la luz cuando salgamos de una habitación. Y recuerda no tener aparatos en stand-by, ya que siguen gastando. No es un consumo excesivo, pero al final de mes, algo se nota.
De igual modo que la luz, no despilfarres agua. Cierra el grifo cuando te laves los dientes o te enjabones en la ducha. Y procura detectar si en casa tienes una fuga o un grifo que no cierra bien. Puede parecer una tontería, pero gota a gota, la factura se engorda.
Una buena forma de ahorrar y no gastar en cosas superfluas es planificando tus gastos mensuales. De vez en cuando te puede aparecer alguna sorpresa en forma de gasto inesperado, pero si lo haces bien y te ajustas a lo marcado, te será más fácil llegar a final de mes e incluso ahorrar alguna cosilla.
No solo con unos electrodomésticos eficientes, como ya hemos comentado, sino utilizando los calores residuales que se generan al cocinar. Es decir, apaga la placa vitrocerámica o el fuego de gas para que, con el calor que aún tiene la paella, se acabe de cocer la carne. Y no precalientes en exceso el horno.
Utiliza utensilios de cocina que te ayuden a economizar. Como unas buenas sartenes que se ajusten al tamaño del fuego, unas ollas con tapa para no desperdiciar calor o utilizar el microondas frente al horno en algunas elaboraciones.
Aprende a reutilizar y reciclar objetos de tu casa qué crees que ya no te sirven. Quizás aquel mueble heredado de tu abuela se puede convertir en un bonito tocador con una sola mano de pintura, o esa silla desparejada del salón, en la mejor mesita de noche.
A no ser que no haya marcha atrás, si alguna cosa se rompe, repárala. Siempre será más económico que comprar una nueva.
No hace falta tener un gran jardín para poder cultivar algunos productos en casa. Los huertos urbanos han llegado a nuestras vidas para quedarse y cada vez cobran más adeptos. Además de conseguir tus propios tomates, seguro que te relajas cada día al tener que regarlos y cuidarlos.